EL GOLPE COMO
PROPEDÉUTICA DE LA GLOBALIZACIÓN
El acontecimiento del
golpe de estado ha significado uno de los cambios políticos, económicos y
culturales más profundos que ha enfrentado la sociedad chilena. Su reiterada
recurrencia en la memoria colectiva, lo convierte en el suceso decisivo para
entender ciertas dinámicas culturales y prácticas artísticas que cruzan cierto
horizonte identitario nacional. En palabras de José Joaquín Brunner, lo que
subyace en la profundidad de esta tragedia es un implosivo proceso de
modernización. De hecho, uno de los conceptos más recurrentes en el campo
semántico de la dictadura, fue la monopolización de la palabra modernidad,
proceso que se despliega performativamente a través de la supremacía del
mercado como ente directriz de la sociedad.
La impronta de la
modernidad se tipifica como el rasgo que caracteriza el proceso del quiebre
institucional de 1973, acontecimiento que hunde sus raíces con el proceso de
industrialización en las décadas de 1938-1952 (la mayor característica de
gobiernos radicales fue la implementación de una política económica
desarrollista, tendiente a la industrialización del país). De alguna forma, el
proceso de fortalecimiento de la industria nacional, la apuesta por un
desarrollo financiero, empresarial, y profesional en forma autónoma y dentro de
los marcos territoriales se ve en forma dramática interpelado por la
devastación del Golpe. Paradójicamente, a partir de este último suceso, el
proceso de modernización económica alcanza una dimensión insospechada. La
inserción de las economías periféricas a la noción de economía capitalista
global y totalizadora, determina que las primeras se constituyan como una
suerte de corredores virtuales para las transferencias y movilización del
capital.
Ahora bien, nuestra
principal interrogante es determinar la relación entre el acontecimiento de
Golpe de estado, y las propuestas artísticas post- Golpe. En otras palabras,
las preguntas son ¿cómo el Golpe determina las propuestas artísticas del arte
contemporáneo local?, y ¿es posible la existencia de una relación entre la
emergencia de nuevos lenguajes visuales y la profunda reformulación de los
sistemas de representación acaecida bajo el estado de excepción? A modo de
ejemplo, podemos citar la emergencia de la denominada Escena Avanzada, las
obras de Iván Navarro exhibidas en la exposición “Los Desaparecidos” (Matucana
100), y los trabajos de Mario Navarro en la pasada 27 º Bienal de São Paulo
(2007). Trabajos que de alguna forma, establecen cierta linealidad histórica y
discursiva con la Avanzada. Si bien, no es posible homologar tales experiencias
artísticas a un denominador común, si podemos plantear ciertos marcos
operativos en los cuales se connota un cierto gesto o coherencia discursiva,
que encuentra en la tematización de la trasgresión de los límites
representacionales una interpelación al descalabro de la modernidad
capitalista.
De ahí que
transcurridos treinta y cinco años del Golpe de estado, resulta interesente
analizar la relación directa entre la dictadura, y las redefiniciones del campo
perceptual del arte. Nuestra hipótesis gira en torno a la configuración o
delimitación de un fenómeno histórico- temporal, en el cual, se inscribirían
estos sucesos. Este horizonte histórico es el denominado tiempo de larga y
mediana duración de Braudel. En las siguientes líneas, analizaremos como se
articula la relación entre los postulados de Braudel, las citadas prácticas
artísticas y la constante destrucción que conllevan tales sucesos; y por
cierto, como se insertan tales dinámicas en la propia impronta del capitalismo
globalizado.
FERNAND BRAUDEL Y LAS
DIFERENTES TEMPORALIDADES
En las primeras
páginas de “Dinámica del Capitalismo”, Fernando Braudel1 comenta en forma
anecdótica el cuarto de siglo que le dedicó a la culminación de la Historia del
Mediterráneo. El extenso tiempo dedicado a una de sus principales obras, parece
resumir metafóricamente la opción de Braudel por el tiempo largo o la opción
por el proceso en detrimento del acontecimiento. El modelo historiográfico
utilizado por éste, da cuenta ciertamente de esta dinámica. De ahí que su
método se base en la relación e interacción de tres tiempos: larga duración,
mediana y corta. En esta clasificación, la larga duración corresponde a un
tiempo aparentemente inmóvil, se refiere a los cambios en la geografía
terrestre y humana. Como resultado de lo anterior, este tiempo es sumamente
lento, siendo necesario varios siglos para percibir su movimiento.
Aquí, la geografía
aparece asociada a cierta historia estructural, donde resaltan aspectos como el
clima, la vegetación, la ubicación de los pueblos y ciudades, etc. Para la
historiografía, los aportes de Braudel son incalculables, ya que lo que
implícitamente se desprende de la larga duración es el “estudio del proceso” o
en otras palabras la historia misma como proceso. En esta configuración de la
historia es fundamental integrar las formas del pensar y del sentir de
determinada colectividad humana, ya que todo cambio cultural o identitario
implica una lenta transformación en el tiempo.
Por su parte, el
tiempo de mediana duración remite a determinadas coyunturas, que encuentran su
emergencia en la historia cíclica, que tienen su máximo ejemplo en los
fenómenos económicos y sociales. Estos últimos, no son tan largos y abarcan
décadas o siglos. La mediana duración concentra ciertas transformaciones
graduales que conllevan un cambio constante. Tales cambios se pueden
ejemplarizar en una oscilación de precios, la caída de los salarios y
determinados cambios demográficos. En última instancia, el denominado tiempo
corto alude a la historia política tradicional, así lo que determina tal tiempo
es el acontecimiento periodístico circunscrito al individuo. Con que el
individuo pasa hacer el centro de la historia, destacándose las historias de
los personajes importantes: políticos, clérigos, militares, etc. Sin embargo,
para Braudel existen eventos no humanos que pueden clasificarse como de corta
duración. Tales sucesos están estrechamente ligados a los actos de la vida
cotidiana, y pueden ir desde la catástrofe de un incendio a una inundación.
Reveladora es en ese sentido, la referencia que hace Braudel sobre tal
elemento: “el acontecimiento es explosivo, novedad sonora, como se decía en el
siglo XIX. Con su abusiva humareda, llena la conciencia de los contemporáneas,
pero casi no dura, su flama apenas logra verse.”2
Por otra parte,
Braudel es muy conciente de la complejidad que encierra su modelo teórico, y el
concepto de “larga duración”. Por cierto, que tal idea excede todo horizonte de
subjetividad histórica, de ahí su irresoluta complejidad. Para el historiador
tal marco operativo implica un cambio radical de pensamiento y una nueva
concepción de los procesos sociales y económicos, como de la cultura en
general. Tal acontecimiento equivale a familiarizarse con la marcha lenta, a
veces en el límite del movimiento: “es lícito desprenderse del tiempo exigente
de la historia, salir de él, luego retornar, pero con otros ojos, cargados con
otras inquietudes, otras preguntas. En todo caso, es esa relación con esas capas
de historias lenta, como la totalidad de la historia puede volver pensarse
partir de una infraestructura.”3 En esta lógica, los miles de niveles del
tiempo histórico, encontrarían su legibilidad a partir de la comprensión de la
profundidad del tiempo largo, es está semi- inmovilidad la que actúa como una
especie de centro mediador y horizonte de cognoscibilidad del mundo.
El modelo de
duraciones de Braudel adquiere una notable relevancia en “La dinámica del
capitalismo”, en la parte final del texto, el historiador realiza una notable
diferencia entre economía mundial y economía –mundo. Por la primera se entiende
la economía del mundo tomada en su totalidad. Por su parte, por economía –
mundo, se entiende la actividad económica de una porción del planeta, que está
a su vez formada por un todo económico. Precisamente para Braudel, el
Mediterráneo en el siglo XVI, se constituía por sí mismo en una Weltwirtschaft,
palabra alemana que remite al concepto de economía- mundo.4 La economía – mundo
puede explicarse a partir de tres características: ocupa un espacio geográfico
determinado, por lo tanto, posee fronteras y campos delimitados que varían con
cierta lentitud; hay siempre un polo o un centro representado por una ciudad
dominante (Nueva York en la época actual), en algunas ocasiones pueden existir
dos centros simultáneos, pero siempre uno de los dos tiende hacer eliminado; se
constata la existencia de un ordenamiento que se especifica como centro y
periferia, generalmente en el centro las relaciones mercantiles y el bienestar
económico es progresivo, por el contrario, en la periferia las relaciones
económicas son inestables y subordinadas y dependientes del centro.
La operación de
Braudel consiste precisamente en analizar estas economías- mundo a partir del
tiempo de larga duración. Tal análisis explicaría ciertas dinámicas del
capitalismo y su propia expansión territorial. Aquí, el historiador más que
explicar ciertos hechos o acontecimientos, su labor consiste en poner evidencia
a la misma historia. De vital importancia en esta puesta en evidencia, son los
conceptos de descentramiento, recentramiento y zonas concéntricas. En este
contexto, cada vez que se produce un descentramiento de un determinado centro
económico, inmediatamente se produce un recentramiento, lo que pone en
evidencia la necesidad constante de un centro directriz. Tales procesos son los
que interesan a Braudel, y de ahí su interés: “En el caso de Europa y de las
zonas anexionadas por ella, se operó un centramiento hacia 1380, a favor de
Venecia. Hacia 1500, se produjo un salto brusco y gigantesco de Venecia a
Amberes y después, hacia 1550-1560, una vuelta al Mediterráneo, pero esta vez a
favor de Génova; finalmente, hacia 1590-1610, una transferencia a Ámsterdam, en
donde el centro económico de la zona europea se estabilizará durante casi dos
siglos.”5 Importante es determinar que centramiento y descentramiento parecen
estar ligados a crisis prolongadas de la economía.
Consecuencias del
descentramiento y recentramiento es la partición de la economía – mundo en
zonas concéntricas, donde las zonas periféricas se ven cada vez más
desfavorecidas de los beneficios económicos del centro. Generalmente, estas
zonas periféricas se encuentran cruzadas por una serie de hechos negativos.
Situaciones que van desde precariedad económica a la limitación de misma
libertad. Por el contrario, en el centro financiero los salarios, las
libertades y la riqueza son condiciones intrínsecas al polo de desarrollo. A
través de la historia, han sido muchas las ciudades que han ocupado esta
condición, como por ejemplo, Venecia, Ámsterdam, Londres, y Nueva York. En esta
dinámica de centro y periferia, los zonas externas nutren a las zonas
centrales, así, se constituye una relación reciproca entre centro y periferia.
El primero depende de los recursos y suministros de la periferia, y esta
última, depende de las leyes y direccionalidad que dicta el centro. En este
contexto, el marco teórico proporcionado por Braudel no permite conjeturar una
primera hipótesis de trabajo, esta se refiere a la influencia determinante de
los centros económicos y sus periferias; de ahí la posibilidad de plantear el
acontecimiento del golpe de estado como en directa relación con los cambios
producidos en cierta economía- mundo. Ciertamente, este trágico suceso expuesto
a la luz de la larga o mediana duración, adquiere una dimensión económica.
Parafraseando a Braudel, podríamos afirmar que el Golpe corresponde a un
rescentramiento de determinado centro económico, que a la luz de la
globalización capitalista este se hace más legible, lo que determina su
reiterada emergencia.
PROBLEMATIZACIÓN DEL
ACONTECIMIENTO DEL GOLPE DE ESTADO Y SU DIMENSION ESTÉTICA.
A partir de las
anteriores consideraciones, podemos sostener que el Golpe de estado se
encuentra circunscrito en un entramado de relaciones económicas, políticas,
etc., que finalmente encuentra un horizonte de sentido en un recentramiento de
la economía mundial. Tal proceso guarda relación con ciertos acontecimientos
históricos que podríamos calificar de larga duración. En otras palabras, el
Golpe es un acontecimiento que está sucediendo, de ahí la complejidad de su
legibilidad y su influencia persistente en la memoria. Conque Golpe,
globalización y mercado parecen ser partes de un mismo vocabulario o de una misma
cadena sintagmática.
Que el Golpe pueda
tener una relación con el mercado y más específicamente con los procesos de
globalización mundial, implica pensar tal acontecimiento como un proceso de
larga duración. De aquí que inevitablemente la misma historia del Golpe, se
trasunta en la historia del mercado. En tal simbiosis, se configura el
horizonte de un acabamiento o agotamiento de ciertas prácticas políticas,
económicas y sociales. Fukuyama hablará del fin de la historia, y el triunfo
definitivo de la democracia liberal, y del mercado como ente regulador de los
intercambios e intereses de los ciudadanos. En cierto sentido, el Golpe plantea
una suerte de epokhe, que suspende la historia de raíz teleológica, instalando
como única verdad la historia del mercado. Historia que para Fukuyama es el
triunfo definitivo de la democracia liberal: “si al final del siglo XX tiene
sentido que hablemos de nuevo de una historia direccional, orientada y
coherente, que posiblemente conducirá a la mayor parte de la humanidad hacia la
democracia liberal. La respuesta a la que llego es afirmativa, y esto por dos
distintas razones. Una se relaciona con la economía y la otra con lo que se
llamó la « lucha por el reconocimiento».”6
Para Fukuyama, el
retroceso de los gobiernos autoritarios que pulularon en las décadas de los 80
a nivel internacional (las dictaduras de derechas e izquierdas) se configuró
como un escenario propicio para el pleno triunfo de la democracia liberal y su
epítome en el mercado. En este contexto, los cambios estructurales propiciados
por las distintas dictaduras en Latinoamérica, podrían enmarcarse en una
reestructuración de la modernización económica: “Los militares peruanos
entregaron el poder a los civiles en 1980, ante la rápida aceleración de las
crisis económica, durante la cual el gobierno del general Francisco Morales
Bermúdez no pudo hacer frente a una serie de huelgas y de los inabordables
problemas sociales. Los militares brasileños presidieron un periodo de notable
crecimiento económico, de 1968 a 1973, pero ante la crisis mundial del petróleo
y el consiguiente frenazo económico, descubrieron que no poseían ningún don
especial para la administración económica.”7 De alguna forma, la incorporación
de los militares al poder, se justificó en la medida que estos lograron
realizar los cambios estructurales en el aparato productivo, financiero y
social que demandaban el capitalismo globalizado, de ahí la desarticulación de
los sindicatos, la privatización del sistema de seguridad social, la
reformulación de las leyes laborales, etc.
En este sentido, la
regimentación de los discursos que se instalan a partir de la llegada de la
dictadura, se enmarcan en una estrategia de disciplinamiento y resemantización
de la crítica y la disencia acorde a la modernización económica del momento.
Tal proceso recayó inevitablemente sobre la construcción de determinadas
subjetividades. Así, la politización del arte acaecida durante la década de los
60 cede paso inexorablemente a la estetización de la política, de ahí que el Golpe
se trasunte en una puesta en crisis a las normas tradicionales de
representación. Como sostiene Willy Thayer, el Golpe deflaciona las
totalizaciones ideológicas de la historia de la pintura, la narrativa, y en
general la cultura articulada en la modernización estatal.8
El Golpe disuelve la
historia de la representación burguesa, produciendo una dislocación de los
códigos y los sistemas de señalización tradicionales. El culto a la violencia
propugnada por el fascismo será una de las características ideológico –
simbólicas que crucen transversalmente toda la sociedad. En esta lógica, en la
moneda en llamas, la destrucción adquiere una dimensión propiamente estética.
Su lectura que desborda toda lógica representacional, sólo adquiere cierta
legibilidad como reflejo de una totalidad. La destrucción del palacio de
gobierno se convierte en un hecho mostrativo. En el sentido, de mostrar con su
destrucción la supremacía de los intercambios y flujos de capital, en desmedro
del bienestar y el cambio social. De este modo, si hay algo que caracterice
simbólicamente a la dictadura, es la aparición de lo fragmentario como
condición predominante de la dimensión social de los sujetos. Tales
problemáticas, nos permiten realizar algunas analogías con la obra de Simmel, para
este último, el recurso del análisis fragmentario es decisivo y el más
apropiada para determinar cierta legibilidad de la modernidad; entendiendo la
disipación y el fragmento como intrínsecas a tal proceso: “La totalidad del
conjunto (…) se encuentra en conflicto eterno con la totalidad del individuo.
La expresión estética de esa lucha es particularmente impresionante, porque el
encanto de la belleza siempre va encarnado en un todo, ya tenga carácter
distintivo inmediato o complementado por la fantasía como en el caso de un
fragmento. El significado esencial del arte radica en su capacidad para formar
una totalidad autónoma un microcosmos independiente a partir de un fragmento
fortuito de la realidad unido mediante mil hilos a dicha realidad.”9
Podríamos afirmar que
el acontecimiento del Golpe sólo tiene una lectura como totalidad a partir del
fragmento, la fragmentación como proceso irreductible a la dislocación que
produce el mercado en la totalidad de la vida. Una matriz importante en esta
disolución de la individualidad, lo aporta la destrucción como fenómeno
estético. Y es sin duda, en éste donde se encuentra un residuo importante de
inteligibilidad del Golpe. Un título muy sugerente que ilustra esta situación,
es el célebre libro de Naomi Klein “La doctrina del Shock, el auge del
capitalismo del desastre”. En el citado texto, Klein propone una interesante
analogía entre las políticas de ajustes económicas y las prácticas de la
tortura. Específicamente los ajustes estructurales adoptadas por los Chicago Boys
bajo la dirección de Milton Friedmam10 tuvieron un fuerte componente simbólico,
simbolismo que se materializó bajo “el tratamiento de choque”: “Tratamiento de
choque era un nombre adecuado para lo que Friedman había recetado. Pinochet
envió deliberadamente a su país a una profunda recesión, basándose en una
teoría sin probar que afirmaba que la súbita contracción haría que la economía
recuperase la salud. En su lógica interna, esta medida era asombrosamente
parecida a la de los psiquiatras que recetaron terapia electroconvulsiva en las
décadas de 1940 y 1950, convencidos de que las conmociones deliberadamente
inducidas con las descargas conseguirían mágicamente reiniciar los cerebros de
sus pacientes.”11 Para Klein, la dependencia entre el libre mercado y la
terapias de shock económicas y represivas de lo últimos años, le permiten
configurar un nuevo modelo de capitalismo. Características consustanciales de
tal proceso son la liberalización absoluta del mercado y el incremento del
aparato policial para delimitar las posibles coerciones al mismo.
Esta preeminencia del
mercado sobre las distintas esferas de la sociedad, implica un análisis más
profundo de los mecanismos que posibilitaron tal especificidad del mercado; en
este plano, los análisis de Foucault comportan una interesante vía para
dilucidar esta absoluta preeminencia del comercio en la constitución de la
política moderna. Para Foucault, la estrecha relación entre la
gubernamentalidad y el mercado es el rasgo característico de las nuevas formas
de gobierno que comienzan su articulación en el siglo XVIII. En el “Nacimiento
de la biopolítica”, el filósofo francés esboza un interesante análisis de las
condiciones de emergencia del mercado. Para este último, durante el Medioevo y
los siglos XVI y XVII, el mercado era un lugar de justicia: “¿En qué sentido
era un lugar de justicia? En varios sentidos. Ante todo era un lugar, desde
luego, investido de una reglamentación extremadamente proliferante y estricta:
reglamentación en cuanto a los objetos que debían llevarse a los mercados, al
tipo de fabricación de esos objetos, al origen de los productos, a los derechos
que había que pagar, a los procedimientos mismos de venta, los precios fijados.
Por lo tanto, lugar investido de reglamentación: eso era.”12 Además, Foucault
sostiene que en su nacimiento el mercado tuvo un marcado carácter distributivo,
en el sentido, de disponer los productos alimenticios mediante las propias
reglamentaciones del mercado. Lo cual permitió a la población más pobre y
pudiente acceder a éstos. Al concepto de justicia distributiva, Foucault agrega
el término “veracidad”. Aquí, por veracidad se entiende la condición de verdad
que adquieren los precios que se tranzan en el mercado; en el sentido, de
evitar el fraude y el engaño a los consumidores.
En el contexto de la
instalación de la economía política y de la teoría del precio- valor, se
produce un hecho fundamental para el mercado, éste debe revelar algo semejante
a la verdad. Desde luego no se trata de que algunos precios sean verdaderos y
otros falsos, sino que mientras los precios se ajustan a los mecanismos del
mercado, estos se constituyen en patrón de verdad. Tal acción permite discernir
las prácticas gubernamentales correctas e incorrectas, entendiendo que el papel
del gobierno es asegurar la circulación, intercambio, y seguridad del medio en
el cual se interceptan los distintos actores que componen el mercado. En
palabras de Foucault, el fenómeno se explicita de la siguiente manera: “ En
otras palabras , el mecanismo natural del mercado y la formación de un precio
van a permitir – cuando , a partir de ellos , se observa lo que hace el
gobierno, las medidas que toma, las reglas que impone- falsear y verificar la
práctica gubernamental. El mercado, en la medida en que a través del intercambio
permite vincular la producción, la necesidad, la oferta, la demanda, el valor,
el precio, etc., constituye un lugar de veridicción, y con ello quiero decir un
lugar de verificación y falseamiento de la práctica gubernamental.”13 Conque
será el mercado el que determine que el gobierno no límite su actuar al terreno
de la justicia; sino que el buen gobierno será un gobierno que actué en el
terreno de la verdad. En definitiva, lo que subyace a estos imbricados marcos
operacionales, es la conexión de un régimen de verdad con determinada práctica
gubernamental.
Al analizar el rol del
mercado y más específicamente los marcos teóricos, políticos e ideológicos que
permitieron la justificación de la reestructuración capitalista en nuestro
país, y al establecer relaciones con el principio de veridicción que juega en
el interior del mercado y la razón gubernamental; no podemos sustraernos del
debate y polémicas que generó el premio Nobel de Economía que recibió Milton
Friedman en 1976. La polémica se sitúa en el contexto de una fuerte crítica a
los Chicago Boys por parte de activistas de derechos humanos. El sentido de tal
cuestionamiento, radica en las políticas económicas de esta escuela y su
contexto de aplicación. La razón de tal crítica se basa fundamentalmente en que
la puesta en prácticas de tales políticas, solamente fueron posibles mediante
el recurso de la represión.14
Si bien, el premio al
economista fue por sus estudios entre la relación de inflación y desempleo,
Friedman utilizó su discurso de premiación, para justificar la ciencia
económica, como una disciplina tan rigurosa como la medicina o la química y por
ende, con un fuerte componente de veracidad. Transcurridos algunos años, el
premio Nobel de la Paz lo obtuvo Amnistía Internacional, en parte por la
defensa que realizó en pro de los derechos humanos en el Cono Sur durante los
periodos de represión dictatorial. Para Klein, la relación entre estos dos
sucesos pone en evidencia la importancia de la economía en la conformación de
la razón moderna: “El premio Nobel de Economía es independiente del premio
Nobel de la Paz, lo otorga un comité distinto en una ciudad diferente. Desde la
distancia, sin embargo, parecía como si con ambos nóbeles el jurado más
prestigioso del mundo hubiera pronunciado su veredicto: había que condenar el
Shock de las cámaras de tortura, pero el tratamiento de Shock económico debía
aplaudirse; y las dos formas de Shock no tenían como había escrito Letelier con
punzante ironía « ninguna relación».”15
En definitiva, la
supremacía del mercado parece determinar hasta los principios morales y éticos
por los que se rigen determinadas sociedades. En esta suerte de yuxtaposición
de la razón económica por sobre el sujeto, determina la pregunta por el papel del
arte en esta problemática. Desde otra óptica, el problema sería determinar
hasta que punto la crítica de los artistas post-dictadura es una reflexión de
las condiciones de emergencia de los nuevos mecanismos de sujeción del mercado,
y su paradójica relación con el mismo mecanismo de exclusión- inclusión.
LA TENSIÓN DEL GOLPE
EN LAS PRÁCTICAS DEL ARTE CONTEMPORÁNEO LOCAL.
Uno de los textos
canónicos sobre la historia del arte en Chile, es el de Antonio Romera.16 Éste
define a través de siglo y medio, ciertas constantes en la pintura chilena, en
las cuales han quedado inscritas las actividades de los artistas. De aquí que
resultan cuatro constantes: paisaje, color, influjo francés y carácter. A lo
anterior, se agregan cuatro claves, que actúan como signos que señalan el rasgo
identitario de determinado marco histórico de la pintura. Las claves son:
Exaltación, Realidad, Sentimiento y Razón plástica. Claves y constantes se
complementan, recayendo en las constantes la evolución del proceso histórico.
El texto de Romera se destaca por problematizar la relación entre las prácticas
artísticas y el horizonte histórico donde se inscriben, sus análisis recorren
el periodo de Academia de Pintura hasta el periodo de 1960 aproximadamente.
En la caracterización
de Romera, las constantes son las que llevan la impronta del proceso histórico,
las claves señalan cierto tópico epocal, de ahí su importancia para definir
ciertos rasgos afinidad de determinada época. La primera clave va del Mulato
Gil hasta 1870, resaltando la importancia del paisaje como rasgo central, a lo
que se agrega la exaltación de determinados próceres y héroes nacionales. La
segunda clave se determina de 1870 a 1910, esta se determina por la búsqueda de
la representación de los rasgos identitarios del país, se descubre el paisaje
como el elemento que concentra cierta realidad que se sublima a cierta lírica
atmosférica. De 1910 a 1928 la clave será el sentimiento, se caracteriza por
una búsqueda de cierto lirismo interior a partir del espacio exterior, destacándose
el tema antropomórfico y el retrato. Finalmente de 1928 hasta 1960, Romera
destaca la razón plástica como determinante en la producción artística. Aquí,
lo importante será una búsqueda de las leyes que hacen al cuadro una unidad
autónoma, que vive por sí misma, y por la representación. Este proceso
alcanzará cierto clímax con la emergencia de artistas que ponen en cuestión las
premisas de la razón plástica, eliminando así progresivamente la importancia
del tema, haciendo emerger los recursos materiales de la obra.
Siguiendo el esquema
de Romera, nuestra gran interrogante sería determinar ¿Cuáles serían las
constantes y las claves del arte chileno en la actualidad?, Sin duda, definir
tales elementos, comporta tomar como base el acontecimiento del Golpe de
estado. Por tanto, si habría que definir una constante del arte post-Golpe,
este elemento sería una cierta dislocación de las prácticas artísticas,
dislocación que se contextualiza en un ámbito más macro, en lo que Jameson
configura como capitalismo tardío. Para este último, este concepto remite a un
proceso de posmodernización que se caracteriza ya no por la producción
industrial, sino por el uso de tecnologías cibernéticas y grandes flujos de
información y capital que transitan a través de redes virtuales de información.
A lo que se agrega, una disolución del clásico esquema marxiano de estructura y
sobre-estructura. Desde esta óptica, se entienden las afirmaciones de Thayer,
quien visualiza en el Golpe una matriz fundacional: “Es el Golpe y no el arte
el que desarma los sobreentendidos de la cotidianidad en cualquier ámbito; el
Golpe y no la universidad, traerá la reforma de la subjetividad y del
pensamiento; es el Golpe el que cambia el arte, la universidad, la política, la
subjetividad.”17
Tal dislocación de las
prácticas artísticas (constante) están supeditadas a las claves de la
destrucción, entendiendo aquí la destrucción como un fenómeno de preponderancia
planetaria, y que emerge en palabras de Hosbsbawm con los grandes cataclismos
del siglo XX (Guerras Mundiales) y la emergencia de los medios de masas. La
destrucción de la Moneda en llamas, videada, fotografiada, documentada, se ha
convertido en una de las imágenes más recurrente de nuestra memoria visual. De
ahí que no resulte paradójico, que el acto fundacional de la dictadura, se
muestre como una escena de hiperbólica destrucción. En este caso, la
destrucción adquiere un carácter de resemantización de los símbolos y las
estructuras gramaticales con que operaba el sistema de representación
política-estatal burgués. El Golpe pone en evidencia una profunda crisis de la
representación, proceso que para Paul Virilio afecta las misma
representatividad en la cual se sedimentan las democracias modernas: “De hecho,
con este fin del milenio se cumple ante nuestros ojos lo que la abstracción
había intentado comenzar: “ el fin del arte REPRESENTATIVO, y la sustitución
por una contracultura , por un arte PRESENTATIVO; situación que prolonga la
temible declinación de la democracia representativa en provecho de la opinión,
a la espera mañana, de la democracia virtual, la encuesta automática de una
“democracia directa” o, más exactamente , presentativa y multimediática .”18
En resumen,
destrucción, dislocación de las tradicionales prácticas artísticas, y una
profunda crisis de la representación, serían los ejes centrales que han
acompañado el desarrollo del arte contemporáneo chileno (1960- 2000). Dentro de
este panorama, podemos delimitar la existencia de varias sensibilidades
artísticas, destacándose la denominada Neovanguardia y un arte popular ligado a
las tradiciones de la representatividad izquierdista. Por cierto, que la
constante del Golpe es el elemento medular de tales hechos. A lo anterior,
habría que agregar la profunda fragmentación de los signos propiciada por los medios
de comunicación. Parafraseando a Jameson, en el capitalismo tardío los medios
de comunicación tienen un rol prominente, ya que estos organizan actualmente
los sistemas de signos y producen determinados estructuras sintagmáticas que a
través de redes informáticas, organizan y legitiman el orden del mercado
mundial. Bajo este presupuesto, los marcos operacionales por los que transitan
las obras de arte, inevitablemente se ven interpeladas por estas problemáticas.
Al delimitar ciertas
propuestas artísticas del arte local contemporáneo a la especificidad de las
problemáticas anteriormente tratadas, surgen inmediatamente ciertos paralelos
entre la reformulación del espacio de la representación y los cambios operados
en la función significante y económica del signo. Como sostiene Ruvert de
Ventós, en la era de la industrialización electrónica se produce una
reformulación del espacio tríadico del signo19. Sentido, referente y
significante ven alteradas sus áreas de influencias inmanentes, produciéndose
una acotamiento de la distancia entre sentido y referente o entre significante
y sentido: “ Naturalizados los sentidos e idealizadas las cosas, se produce
entonces una pérdida de la tensión significativa ; tensión que existe sólo
mientras ambos polos se mantienen en una relación polar y dinámica. El proceso
semiótico complejo y abierto se transforma así en algo rígido y mecánico. Pero
esta pérdida de diferenciación o entropía puede entenderse también como «
síntesis » y « superación» de la escisión entre sentido y referente. En la
teoría idealista esto era nada menos la definición misma de la virtud personal:
« el momento de la síntesis – dice Hegel- en que la ley pierde su
universalidad, el sujeto su particularidad, y ambos su oposición».”20
En esta lógica, para
Rubert de Ventós la señalada industrialización electrónica, se ha caracterizado
por la producción de universales psicológicos. Por ejemplo, el exotismo, la
naturalidad, la sensualidad, etc., se separan del objeto, para transformarse
ellas mismas en objetos. De esta forma, si en la antigua producción industrial
y su industria publicitaria, se consumían las propiedades del objeto; en la
actualidad se consumen ideales, aspiraciones, sensaciones, etc. La industria
publicitaria en el contexto del capitalismo avanzado, ha logrado pasar del
consumo de objetos, al consumo de universales abstractos, se consumen los
signos de los signos, proceso en el cual los referentes pierden toda
sustantividad, ya no hay como distinguir la experiencia real del engaño o el
simulacro. Entre metáforas y metonimias la publicidad reformula las escalas de
percepción y conciencia de los sujetos: “En la misma designación, descripción,
y representación de los productos se hace patente su carácter ideal y
paradigmático. El Ford es Mustang (caballo salvaje), Pinto (caballo azabache) o
fiesta (el toro…); el Plymouth es Barracuda (joven tiburón), el Pontiac
Firebird (pájaro de fuego) y el Mercury Cougar (puma al acecho) – metáforas
todas de velocidad, agilidad, autonomía, agresividad, gracia y nervio. El
hiperrealismo del anuncio- automóvil de cromados impecables sobre acantilado
con fondo exótico y con muchacha suavemente apoyada en el hombro del piloto-
nos advierte ya de que no se trata de una representación sino de una metáfora
universal…”21
El arte contemporáneo
consciente de la reformulación de los espacios semióticos y circulación de las
imágenes, ensaya formas y métodos que pongan en cuestión esta carga de sentido
teleológico que confluyen en los signos- mercancía, y correspondiente transacción
económica en el espacio representacional de los mercados virtuales. De ahí por
ejemplo, el desmontaje del signo que trabajaron muchos artistas estadounidenses
en la década de los 60. Por ejemplo, en la primera retrospectiva de Johns en el
Jewish Museum 1963, el crítico de arte Max Kozloff, sostuvo que en relación a
los recursos de significación que trabaja el artista (números, letras, mapas,
banderas, etc.) faltaba el tema o los conceptos a los que remitían las obras.
De esta manera, para Kozloff la operación que inserta el artista se podría
entender como una reducción del signo a ciertos trazos de significado.22 Así,
el signo pierde su función representativa, quedando sólo la emergencia de los
recursos materiales. Sin duda, tales operaciones inspiradas en el Readymade de
Duchamp, operan como clausuras en el potencial de sentido teleológico del
signo, poniendo en cuestión la representatividad y supremacía del
signo-mercancía.
La importancia de
tales operaciones, en cuento al desmontaje del signo, tuvo una fructífera
resonancia en las prácticas artísticas post-dictadura, de ahí la importancia de
la denominada Escena Avanzada,23 calificativo que se utilizó para denominar el
trabajo de ciertos creadores que tenían como fin reformular las mecánicas de
producción artística y el lenguaje visual, en el marco de una contexto cultural
limitado por las políticas represivas y la censura de la dictadura militar.
Otra particularidad de la Neovanguardia (calificativo utilizado por Hernán
Vidal) es su resignificación del nexo entre arte y política, pero fuera de toda
correspondencia mecánica e ilustrativa; además de su crítica a toda sujeción
ideológica o a la coerción de los aparatos políticos. Para Nelly Richard, la
peculiaridad de la Escena Avanzada se potencia por el clima y las
circunstancias en las cuales debió producirse. En este sentido, el territorio
por el cual transita ésta, corresponde a una zona de catástrofe, espacio
representacional donde se ha producido un naufragio de todo horizonte de
sentido. Para la Avanzada, el Golpe provoca una suspensión de la historia,
acción que necesariamente afecta a las nociones de la representatividad
histórica que se han formado en el inconsciente colectivo de gran parte de la
población. La preeminencia del mercado global suspende toda idea de
trascendencia, la historia (en su concepción tradicional) misma como una cadena
de acontecimientos en un orden cronológico, se disuelve con el trauma de Golpe.
No hay historia de los dominadores, ni historia de los dominados, el Golpe revela
la linealidad invertida y simétrica de la historia de los dominados. El Golpe
hace lugar a las distopías, relegando las utopías al resumidero de la historia.
En cierto sentido,
cuando hablamos de la Escena Avanzada nos referimos a la puesta en acción de una
pragmática del lenguaje. Al parecer la Avanzada es consciente de la relación
directa entre poder/ palabra. Si para Foucault, el poder está implícito en el
discurso, y se ejerce en el decir, la Avanzada intentará poner en cuestión la
estructura dialógica circunscrita al orden monológico del discurso. De esta
forma, la opción de ella será poner en límite las condiciones de
representatividad del lenguaje artístico. Varios hitos marcan este desmontaje
de la tradición del orden representativo, destacándose la intervención de la
imagen fotográfica en los soportes de arte, inclusión que logra reformular el
campo de la visualidad, circunscrito hasta es entonces a la escultura y
preferentemente a la pintura. Aquí, se destacan los trabajos de Dittborn, Bru,
Stythe, Parra, Leppe, y Altamirano. Sin duda, esta reutilización de la imagen
fotográfica, encuentra explicaciones bastantes heterogéneas, pero se destacan
la mirada documental, el potencial productivo de fotografía, y el mismo afán de
experimentación de los artistas. Posteriormente, con la inclusión del video y
en cierta medida el cine, la fotografía pasa a formar parte de otros aparatos
productivos. A lo anterior, se agrega la emergencia del cuerpo como soporte
material y residual del arte.
En el campo de la Neovanguardia
es posible configurar una serie de propuestas y determinaciones discursivas que
dan cuenta de una trasgresión de los límites.24 Instalaciones, arte de acción y
video arte, son sólo algunas de expresiones que acompañan la radicalidad de las
nuevas sensibilidades artísticas. Al respecto, las intervenciones urbanas de
Lotty Rosenfeld, resumen muy bien la impronta de esta nueva sensibilidad. En
forma particular, la obra “Una milla de cruces sobre pavimento (1979)”se
constituyó como un hito en lo que respecta a la trasgresión del espacio
ciudadano. Además de convertirse en una estructura matriz fecundante de las
prácticas artísticas que ha realizado hasta hoy.25 El significante de la cruz
ha permitido a Rosenfeld la realización de otros trabajos, en los cuales la
delimitación del espacio por el signo gráfico de la cruz, adquiere una suerte
de dimensión política. Se destacan en este sentido: delimitación de un tramo
del desierto de Atacama (1981), intervención de un signo de tránsito frente a
la Casa Blanca en Washington (1982), a lo que se agregan una infinidad de otras
acciones; siendo de vital importancia, la intervención de la Bolsa de Comercio
de Santiago, y el video titulado La inmolación de un padre.26
Esta reformulación del
espacio del arte se reafirma con las intervenciones urbanas del CADA, como por
ejemplo, la obra “Para no morir de hambre en el arte (1979)”. En tal acción se
repartió medio litro de leche a los pobladores de la Granja e instalaron ocho
camiones de Soprole en el frontis del Museo de Bellas Artes, cuya entrada fue
clausurada con un lienzo blanco. Aquí, la objetivación de una situación de
carencias nacionales mediante la leche como referente vital, se caracteriza por
la introducción de inflexiones en el circuito distributivo del mercado y la
prioridad del valor de cambio.
A raíz de la profunda
reformulación del campo de acción del arte propiciado por la Neovanguardia,
surge inmediatamente la interrogante ¿cuál es la relación entre el
acontecimiento del Golpe, la reformulación del campo del arte y el modelo de
duraciones de Braudel? Quizás la elaboración de una respuesta que explique a
cabalidad la intersección de tales fenómenos, exceda las pretensiones de este
ensayo. Sin embargo, podemos plantear una hipótesis operativa que explique en
cierta forma tal relación. Esta línea argumentativa gira precisamente entorno a
lectura que realiza la neovanguardia del Golpe. Utilizando elementos del campo
de la semiótica de la cultura, y particularmente algunas ideas de Yuri Lotman,
podríamos afirmar que la Neovanguardia tuvo una cierta conciencia
sinistrohemisferica para leer el golpe. Esto quiere decir que su lectura del
golpe tuvo un fuerte componente de semioticidad.
Lo que intentamos
ejemplarizar con tal hipótesis, es la necesaria correspondencia entre la
conciencia dextrohemisferica y la sinistrohemisferica, en tal relación Lotman
visualiza un proceso de asimetría y diálogo. Para aclarar tal relación, Lotman
cita a Nikolaenko y sus estudios sobre la asimetría funcional del cerebro, y en
forma particular, como se representan el color los dos hemisferios del cerebro:
“ Entonces como señala N.N. Nikolaenko, liberados de su control y limitación
mutuos, los hemisferios derecho e izquierdo se comportan en esta cuestión de
manera esencialmente diferente: el derecho utilizando clasificaciones listas,
extraídas de la esfera de la lengua natural, y simplificándolas al máximo,
traslada las denominaciones de colores a objetos del mundo exterior. El
izquierdo actúa como si desconectara el enlace con los objetos externos y,
trabajando en el vació, mostrara la tendencia a una refinada inventiva en el
dominio de las nuevas denominaciones y categorías clasificacionales.”27 Así,
habiéndose liberado del control estático de la objetualidad y lo externo, el
hemisferio izquierdo es capaz de elaborar un lenguaje de distinciones.
Posteriormente, son estas distinciones las que se transmiten al hemisferio
derecho, elaborando los códigos lingüísticos que permiten reconocer la
multiplicidad de relaciones en los objetos.
En función del proceso
anterior, Lotman reconoce diferentes etapas en el desarrollo de las culturas,
en las cual hay periodos estáticos y dinámicos. Que tienen su correspondencia
con el determinado predominio de determinado hemisferio. En determinados momentos
históricos, el proceso de dinamización alcanza cuotas importantes de
predominio. Por ejemplo, la conciencia dentrohemisferica está sujeta a un
fuerte vinculo con la realidad exterior, y a una lógica de semiosis anclada en
los archivos memorísticos de determina cultura. Por el contrario, como
sostuvimos anteriormente, la tendencia a la sinistrohemisférica opera con una
cuota independiente de semioticidad. Es decir puede significar ciertos
episodios simbólicos con autonomía de un campo representacional, elaborando
estructuras de significado en forma independiente de la exterioridad. Ahora
bien, si el Golpe de estado produce una catástrofe de sentido y altera los
archivos culturales y memorísticos de determinada subjetividad, transformando
la realidad en un sin-sentido, la Neovanguardia al parecer operará poniendo en
reserva la emergencia de cierto que obra en autonomía a la exterioridad. La
tarea de esta última, será trabajar precisamente en la devastación del
lenguaje, estableciendo diferentes operaciones de clausura y disrrupción de los
códigos y estructuras semánticas de las lógicas formales e historicistas. Un
ejemplo, que resume esta tarea de desmontaje del signo, lo encarna la Novela de
Diamela Eltit “Lumpérica”. La complejidad que encierra la lectura de esta obra,
ha suscitado una serie de hipótesis e interpretaciones en relación a su
anti-linealidad narrativa. Al respecto, Nelly Richard se refiere de esta manera
a Lumpérica: “El sentido reconstruido por las novelas sólo habla
entrecortadamente, por fragmentos: la protagonista de Lumpérica no puede
extenderse a totalidades porque el horizonte discursivo que delineaba certeza y
firmeza ha caído a pedazos bajo la violencia dislocadora de los quiebres
históricos. Sólo una precaria narrativa del residuo es capaz de escenificar la
descomposición de las imágenes omnicomprensivas de antes que fundamentaban
perspectivas generales, visiones enteras, cuadros completos.” 28
La narrativa de Eltit
da cuenta de un proceso de devastación a través del mismo lenguaje, proceso que
se traduce en una fragmentación de los cuerpos. En relación a lo anterior, una
de las particularidades de Lumpérica es el anonimato de sus personajes, estos
parecen tener identidad sólo como cuerpos expuestos a la catástrofe de la
regimentación de los discursos de poder. Al respecto, la propia Eltit explica
esta situación de anonimato de sus personajes: “Tenía en ese momento un poco de
aversión a nombrar, a dar nombres propios. Parecía reductor. No pude nombrar,
no pude, no pude, no pude. No pude nombrar, y puesta en la disyuntiva, fue,
fíjate, bastante espontáneo, no conceptualizado por mí.”29
Bajo estas
consideraciones, y contextualizando el papel que juega hoy el mercado en la
redefinición de los marcos políticos y gubernamentales, en donde la economía ha
infiltrado todas las áreas que posibilitan la subjetividad, y recayendo en los
cuerpos los andamiajes del control; podríamos afirmar que la Neovanguardia
realiza una lectura del acontecimiento del Golpe que rebasa el denominado
tiempo corto, instalando una mirada que se orienta a los largos procesos.
Siguiendo la lógica de Braudel, la Neovanguardia lee el Golpe como un
acontecimiento de larga duración, de ahí que gran parte de su crítica ponga en
cuestión ciertas problemáticas que hunden sus raíces más allá de la coyuntura
de la dictadura militar. Tales procesos tienen que ver con la implementación de
determinados discursos dogmáticos racionales que se ejecutan en la verticalidad
del mensaje y en la jerarquía entre receptor y emisor. Ciertamente, tales
estructuras conservadoras se han potenciado al amparo de la supremacía del
mercado. Como lo especifica Naomi Klein, la historia del libre mercado tiene
una contraparte que emerge como pura destrucción, tales situaciones sólo pueden
alcanzar cierto nivel de inteligibilidad a partir de análisis y operaciones que
permitan pensar la historia como proceso. En otras palabras, pensando la
relación entre mercado y violencia, la Neovanguardia tematiza el ligamento
simbólico de tal acontecimiento.
En esta perspectiva,
cuando pensamos en las propuestas contemporáneas del arte local, y
específicamente en los trabajos de Iván Navarro, Mario Navarro, y Alfredo Jaar,
y aunque sus propuestas están más ligadas a un contexto internacional, la
cuestión a determinar es el nexo entre éstos y la radicalidad del lenguaje de
la Neovanguardia. Radicalidad que se manifiesta en el uso de los materiales y
en desmontaje del signo. Problemática que para Foster, si bien, es
característico del Arte Posmoderno, tiene su genealogía en la Vanguardias:
“Esto da pie a un segunda pregunta en torno a la posmodernidad: expandir el
campo estético, transgredir las clausuras formales, hurtar imágenes,
desnaturalizar los signos dados, cuestionar los mitos culturales, problematizar
la actividad de referencia, etc. ¿hasta que punto estas tácticas son ajenas a
la modernidad?” 30Si bien, en palabras de Foster el arte posmoderno tiene una
matriz moderna, su radicalidad se expresa en su fuerte crítica al historicismo.
El arte posmoderno conservaría la radicalidad de la Vanguardia, pero aspira a
una liberación del historicismo: “Así pues, en cuanto discurso de lo continuo,
el historicismo es intrínsicamente recuperador; concibe el tiempo como una
totalidad (de forma que «las revoluciones nunca son más que momentos de la
conciencia») y al hombre como el único sujeto. La conciencia humana se postula
y se revela como soberana, se opone a la discontinuidad que descentra al sujeto
(ya sea mediante la clase, la familia o el lenguaje). Por supuesto, en lo que
toca al arte, el sujeto de este historicismo es el artista y su espacio, el
museo; así, la historia se presenta como una narración – continua, homogénea, y
antropocéntrica- de grandes hombres y obras maestras.”31 De esta manera, el
arte Posmoderno ensaya la escenificación del arte en espacios alternativos, y
en la cual adopta distintas formas: dispersión, textualidad y disipación (en la
poética de Jaar hablaríamos de invisibilidad).
A excepción de Jaar
que ha desarrollado un lenguaje visual propio y ha trabajado una línea de
producción centrada en una crítica a la sobreabundancia de imágenes y su
veridicción propiciada por lo medios de comunicación; en Iván Navarro y Mario
Navarro, al parecer es más difícil discernir una pragmática discursiva. E
incluso en sus últimas muestras, el tema central ha sido la dictadura con la
destrucción del Golpe32. La reiteración del tema dictatorial por estos
artistas, pone en evidencia una mirada centrada en el acontecimiento de corta y
mediana duración. Lo paradojal de tal situación, es la falta del proceso o una
reflexión más profunda de la problemática señalada. De ahí que la recurrente
pregunta por el Golpe y el por qué de su permanencia, se convierta en una
interrogante en los trabajos de estos artistas. Por el contrario, como sostuvimos
anteriormente, el Golpe tiene una dimensión de larga duración, aún no ha
terminado de ocurrir. Una cierta cuota de comprensión del mismo emerge con la
globalización económica, y los últimos conflictos internacionales. En las
cárceles de Abu Ghraib el Golpe vuelve a la realidad como reflejo especular,
reviviendo el trauma de la destrucción.
PALABRAS FINALES
Como ha quedado de
manifiesto en los distintos apartados de este ensayo, existe una estrecha
relación sintagmática entre mercado, globalización, temporalidad, larga
duración, golpe, destrucción, etc. Tal reciprocidad emerge en determinado
momento bajo la mirada crítica y acuciosa del arte. En este plano, la
importancia de la denominada Neovanguardia radica en su peculiar lectura que
realiza del Golpe. Tal lectura, tiene una relación estrecha con los postulados
de Baudrel, en lo referido a la larga duración. La clausura de los sentidos y
de la historia propiciada por la dictadura, tuvo en la regimentación del decir
y en la aplicación de Shock económico su principal característica. La lucidez
de la Neovanguardia consistió en poner en cuestión ese decir reglamentario.
Ésta se sirvió de la metáfora como herramienta programática para romper el
cerco de censura y autocensura: “Las obras buscan demorar lo más posible la
consumación de la lectura, haciendo que ese lapso que media su confesión sea
suficientemente equívoco o disperso para retardar el momento de las certezas y
evadir el castigo. Durante todos los años en que rige la censura, las obras y
los textos van perfeccionando modelos de despiste mediante el uso de toda una
serie de recursos elusivos o desplazatorios, destinados a producir demora o a
generar ambigüedad en el trámite descodificador ; sea enredando las pistas de
lectura, sea superponiendo señales de travestimiento del sentido.”33
De ahí que la metáfora
se transforme en un elemento primordial para transvertir la crítica a la
dictadura. Sin embargo, esta crítica no se circunscribe solamente al Golpe,
sino que se desplaza a los mecanismos históricos de opresión y clausura del
lenguaje. Para Hernán Vidal este desplazamiento discursivo se presenta en una
serie de postulados que la Neovanguardia adhiere: el desahucio de los grandes
relatos totalizadores de redención humana; la voluntad de desconstruir los
códigos subliminales con que se implementa la dominación social de los espacios
cotidianos; exploración de nuevas identidades culturales.
Esta misma lógica
discursiva, sitúa a la Neovangurdia en el espacio topológico de la periferia y
los márgenes. Aquí, la relación entre el concepto de economía- mundo (concepto
desarrollado por Braudel) y centro – periferia (la mirada de la Neovanguardia),
revela una lectura Braudeliana de esta última. En este contexto, la operación
que instala la Neovanguardia, es la pregunta por la relación entre la
omnipotencia del mercado como lugar de regimentación de los discursos, y la
aceleración de esta regimentación bajo la impronta discursiva de la dictadura.
Lo concluyente de estas problemáticas es la evidente tensión del Golpe en las
operaciones del arte contemporáneo local, la recurrencia al tema de la
dictadura está presente en una gran parte de las propuestas artísticas de los
últimos decenios. Por lo tanto, la respuesta más plausible a este problema, es
entender el Golpe como un acontecimiento de larga duración. Un grado de
inteligibilidad del mismo ha emergido al amparo de la globalización
capitalista, su resto de comprensión quizás adquiera carácter mostrativo en el
descentramiento y recentramiento de determinado centro económico directriz o
con la actual crisis económica mundial.
NOTAS _____________
1 Braudel ha sido uno de los teóricos más influyentes en la historiografía del siglo XX. Su formación se realiza en la Escuela de los Annales. Tal escuela surge en 1929, como una forma de oposición a la historia de carácter eminentemente político, diplomático, militar, heroica, etc. La crítica de la Escuela de los Annales se centra principalmente en la historia que centra sus investigaciones en los grandes personajes individuales, considerados los únicos importantes al momento de registrar y documentar la historia. Por otra parte, la nueva historiografía se proponía ampliar las mismas fuentes históricas, así, la escuela de los Annales propuso la utilización no sólo de documento escritos, sino también fuentes arqueológicas, etnográficas, arquitectónicas, artísticas, etc. De igual forma, los principales fundadores de la escuela Bloch y Febvre, le daban una vital importancia a la interdisciplinariedad de la investigación histórica, deseable una estrecha colaboración entre ésta y otras disciplinas: sociología, estadística, lingüística, etc. A la muerte de Febvre, Braudel asume la responsabilidad de hacerse responsable de la Revista de la escuela, como de su liderazgo (1956 a 1968). Braudel busca sintetizar ciertos principios de los Annales y sus propias teorías del fenómeno histórico.
1 Braudel ha sido uno de los teóricos más influyentes en la historiografía del siglo XX. Su formación se realiza en la Escuela de los Annales. Tal escuela surge en 1929, como una forma de oposición a la historia de carácter eminentemente político, diplomático, militar, heroica, etc. La crítica de la Escuela de los Annales se centra principalmente en la historia que centra sus investigaciones en los grandes personajes individuales, considerados los únicos importantes al momento de registrar y documentar la historia. Por otra parte, la nueva historiografía se proponía ampliar las mismas fuentes históricas, así, la escuela de los Annales propuso la utilización no sólo de documento escritos, sino también fuentes arqueológicas, etnográficas, arquitectónicas, artísticas, etc. De igual forma, los principales fundadores de la escuela Bloch y Febvre, le daban una vital importancia a la interdisciplinariedad de la investigación histórica, deseable una estrecha colaboración entre ésta y otras disciplinas: sociología, estadística, lingüística, etc. A la muerte de Febvre, Braudel asume la responsabilidad de hacerse responsable de la Revista de la escuela, como de su liderazgo (1956 a 1968). Braudel busca sintetizar ciertos principios de los Annales y sus propias teorías del fenómeno histórico.
2 Braudel, Fernand. Escritos sobre historia. Fondo de
Cultura Económica. México, 1991, pág 42.
3 Idem, pág 50.
4 Braudel, Fernand. La dinámica del capitalismo.
Alianza Editorial. Madrid, 1985, pág 93.
5 Ibíd. pág 100.
6 Fukuyama, Francis. El fin de la historia y el último
hombre. Editorial Planeta, S.A. Barcelona, 1992, pág 13.
7 Ibíd., Fukuyama, pág 51.
8 Thayer, Willy. El fragmento repetido. Ediciones Metales Pesados.
Santiago de Chile, 2006.
9 Frisby, David. Fragmentos de la modernidad. La balsa
de la Medusa. Madrid, 1992, pág 99.
10 Milton Friedman (1912 – 2006) fue un economista e
intelectual estadounidense. Defensor acérrimo del libre mercado y exponente del
monetarismo neoclásico de la Escuela de Economía de Chicago. Colaboró con la
Junta Militar en la reformulación del sistema económico. En 1975 la Junta
Militar presidida por Pinochet, recibió como a una verdadera estrella a
Friedman, quien con un equipo de asesores trabajó estrechamente con el dictador
en pro de aplicar sus recetas económicas en el país. La aplicación de tales
medidas económicas a recibido curiosamente el apelativo de milagro económico,
desde 1975 los ajustes, económicos, la privatización de empresas estatales, y
el recorte del gasto social, constituyeron una de las tantas características de
la nueva administración económica. Por ejemplo, el 1975 el gasto público se
redujo en un 27 %, tales reajustes continuaron hasta la década de los 80,
llegando a la mitad de lo que era en el gobierno de Allende. Las áreas más
afectadas por estas políticas neoliberales, fueron la salud y la educación. De
igual forma, se privatizaron cerca de 500 empresas y bancos estatales y se
abolieron una serie de barreras arancelarias, lo que implicó la pérdida de
177.000 empleos, todo esto entre periodo de 1973 a1983. En el primer periodo de
la terapia de shock, la economía chilena se contrajo en un 15 %, y
paralelamente la cesantía aumento en un 20 %, provocándose un descalabro social
de una gran magnitud.
11 Klein, Naomi. La doctrina del shock, el auge del
capitalismo del desastre. Ediciones Paidós Ibérica, S. A. Buenos Aires, 2008,
pág 117
12 Foucault, Michel. Nacimiento de la biopolítica.
Fondo de cultura económica. Buenos Aires, 2008, pág 46.
13 Ibíd., pág 49.
14 OP CIT. Klein, pág 159.
15 Ibíd., pág 161.
16 Romera, Antonio. Asedio a la pintura chilena.
Editorial Nacimiento. Santiago, 1969.
17 OP CIT. Thayer, pág 24-25.
18 Virilio, Paul. El procedimiento del silencio.
Editorial Paidós. Buenos Aires, 2005, pág 55.
19 Para ejemplificar la condición triádica del signo,
Rubert de Ventós recurre al clásico triángulo de Ogden Richard. En este
esquema, el signo se representa constituido por tres elementos: Sentido,
Significante, y Referente. El sentido es el concepto o idea que dice el
significante. El referente, por el contrario, es aquello sobre lo que se dice
algo, es trascendente al lenguaje y entra al mundo de la intencionalidad husserliana.
Por último, el significante es el elemento por el cual se simboliza (nombra,
enuncia, gráfica, etc.)la relación entre el objeto y el concepto, existiendo a
veces más de un significante para determinado concepto.
20 Rubert de Ventós, Xavier. De la modernidad.
Ediciones Península. Barcelona, 1982, pág 242.
21 Ibíd., pág 247.
22 Morgan, Robert C. El fin del mundo del arte.
Editorial Universitaria de Buenos Aires. Argentina, 1988, pág 51.
23 En su análisis de la impronta de la Escena
Avanzada, Nelly Richard utiliza un lenguaje y un marco teórico que se destaca
por una cierta discontinuidad en la escritura y el rechazo a una lectura
unitaria y totalizadora. Lectura que irrumpe la unicidad de las lógicas
racionalizadoras de determinado marco histórico. Para Hernán Vidal, lo que
destaca a la Neovanguardia es u discurso cultural critico emitido desde lugares
mentales que remiten al límite, la periferia, los intersticios y los
entremedios.
24 Gaspar Galaz y Milan Ivelic autores de “Chile arte
actual”, utilizan la expresión “trasgresión de los límites” para delimitar el
fenómeno de los cambios operados en el campo del arte a finales de la década de
los 60. Para ellos , en el periodo de 1975-1976 señala una ruptura y
polarización dentro del panorama del arte local, fundamentalmente debido a la
revisión radical del concepto de arte, su función discursiva, y el uso de los
recursos de representación. De ahí el planteamiento de nuevos enfoques teóricos
y operativos para redefinir el campo del arte. Para Galaz y Ivelic, un punto de
inflexión determinante de las nuevas propuestas artísticas (encarnadas
preferentemente por la Escena Avanzada, y el CADA) fue una estrecha relación
entre la teoría y la praxis. Esta conjunción alcanzo un grado de cohesión
significativa en la Neovanguardia, en la cual el artista se transforma en
teórico de su propio trabajo, instalando una suerte de campo interdisciplinario
mancomunado los esfuerzos de artistas y teóricos. La importancia de esta
simbiosis entre arte y teoría, se ve acrecentada por situarse en un contexto
político sumamente represivo. En general, todo el trabajo teórico y productivo
de la Neovanguardia se situó fueras de los márgenes institucionales y los
espacios generadores de las políticas culturales, a lo que se agrega el fuerte
grado de disencia que contenía el discurso de está última, rebeldía que se
traducía hacia el propio campo tradicional del arte.
25 Galaz, Gaspar, Milan Ivelic. Ediciones
Universitarias Valparaíso. Chile, 1998, pág 229.
26 En 1985 Rosenfeld realizó un video de 3 minutos de
duración, el título para tal obra fue “La inmolación de un padre”. El referente
para tal obra fue el testimonio fotográfico de la prensa en relación a la
Muerte de Sebastián Acevedo, quien se inmoló frente a la Catedral de Concepción.
Tal acción fue motivada en protesta por la detención de sus hijos por miembros
de la CNI. Rosenfeld grabó en video el archivo de imágenes de tal suceso y las
entrecruzó con las imágenes de las cruces, poniendo en la palestra la violencia
disciplinadora de la dictadura.
27 Lotman, Yuri. La semiosfera I. Ediciones Cátedra,
S.A. Madrid, 1996, pág 45.
28 Richard, Nelly. Tres funciones de escritura:
Descontrucción, simulación, hibridación. Juan Carlos Lértora com. Una poética
de literatura menor: La narrativa de Diamela Eltit. Editorial Cuarto Propio.
Santiago, 1993, pág 39.
29 Morales, Leonidas. Conversaciones con Diamela
Eltit. Editorial Cuarto Propio. Chile, 1998, pág 55.
30 Foster, Hal. Asunto – Post.
Brian Wallis (ed.). Arte después de la modernidad. Ediciones
Akal. Madrid, 2001, pág 199.
31 Idem, pág 191.
32 En Abril del 2008 Iván Navarro fue uno de los
protagonistas en la exposición colectiva “Los desaparecidos” organizada por
Matucana 100. En aquella oportunidad, la línea programática de la exposición
fue la violencia política de las últimas tres décadas. Participaron artistas de
toda Latinoamérica, destacándose el fuerte componente antidictatorial de la
muestra. Esto se explica porque en el pasado reciente, la exclusividad de la
violencia fue patrimonio de las distintas dictaduras que azolaron en el
continente en las décadas del 70 y 80. En forma particular, el trabajo de Iván
Navarro se ha centrado en las dinámicas de destrucción ejercida por la
dictadura de Pinochet; utilizando para tal efecto, una peculiar búsqueda de
resignificación de los materiales y desmontaje de los códigos del tradicional
arte de denuncia. Esta forma particular, de abordar el tema de la dictadura, le
ha valido un reconocimiento internacional en diferentes circuitos artísticos.
Específicamente en la muestra Los desaparecidos, se destacaron los trabajos
“Escalera criminal” y “Maletín”. En la primera obra, se dispuso una suerte de
escalera lumínica con el nombre de gran parte de los agentes del estado chileno
comprometidos con las violaciones de los derechos humanos. En la segunda obra,
se dispuso un maletín que contenía tubos de neón con los nombres de Ronni
Moffit y Orlando Letelier. Por otra parte, Mario Navarro presentó en la pasada
27 Bienal de São Paulo, la obra titulada “La nueva línea ideal (Opala)”. La
obra que había sido exhibida anteriormente en 1992, reflexiona sobre el papel
de la represión dictatorial y su dimensión simbólica; lo que se traduce en
utilizar un automóvil Opala como signo identitario de los servicios represivos
del régimen. Si bien, estos artistas han tenido una reconocida trayectoria en
los circuitos de arte, y sus obras han puesto en la palestra la problemática de
los derechos humanos, hay una serie de elementos en sus propuestas que provocan
inquietud. Aquí, los postulados de Jameson y su noción de industria cultural
permiten configurar una mirada más crítica con respecto a estas obras. Para
Jameson los cuerpos posmodernos están imbuidos de una pseudoexperiencia
posmoderna, lo que se traduce como integración de los elementos que están en
oposición al sistema, esta integración de lo crítico tiene como función
legitimar ciertas categorías culturales que anteriormente estaban fuera del
sistema. Por consiguiente, estas experiencias de recuperación memorística no
pueden sustraerse de las lógicas disciplinarias y normativas del orden
gubernamental, transformándose ellas mismas en soportes de la legitimación de
orden imperante.
33 Richard, Nelly. Margins and
Institutions, Melbourne, Art&Text. 1987, pág 127.
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