La administración del hambre
en tiempos de la biopolítica.
PRIMERAS CONSIDERACIONES
El hambre se ha constituido como un elemento esencial
a la hora de pensar la historia de la humanidad, incluso podríamos afirmar que
gran parte de los conflictos que han azolado al mundo deben su origen a esta
problemática. La sensación del hambre indica en forma directa su saciedad por
medio de los alimentos, de ahí la estrecha relación entre falta y satisfacción.
Tal binomio se ha configurado a partir de profundos desequilibrios y
desigualdades. Según los estudiosos del problema históricamente en la falta ha
recaído el protagonismo principal. Si bien, no es posible cuantificar o
cualificar la experiencia del hambre, las estadísticas de los organismos que
estudian tal fenómeno, hablan de alrededor de 24. 000 personas que fallecen
cada día por causa de este flagelo, la mayoría niños de menos de 5 años. Por
otra parte, la FAO indica que cerca de 800 millones de personas padecen de
hambre en el mundo. Cifras que aumentan progresivamente debido a la actual
crisis de alimentos que sufre el planeta. A partir de estos datos, podríamos
pensar que el hambre remite solamente a un problema fisiológico y económico,
que tendría solución a partir de la implementación de políticas adecuadas en
este orden. Pero al parecer, el problema del hambre implica una infinidad de elementos
que subyacen en otras esferas del desarrollo del propio ser humano, y guardan
estrecha relación con la seguridad, la política, la cultura, etc.